Bueno, pues desgraciadamente ha llegado el momento en el que se acabaron las vacaciones, bajas mater y paternales y días festivos. Dani se incorporó a trabajar a mediados de julio y yo acabo de comenzar el lunes.
Estos casi seis meses con nuestra LY han sido maravillosos. ¿Cómo es posible querer tanto a semejante bicho inquieto? Daría gustosa mi vida por ella y por su felicidad, pondrìa la mano en el fuego para que ella no se quemara, pasaría frío y hambre con tal de que ella estuviera alimentada y abrigada...
Antes de ir a buscarla, yo pensaba... ¿Podré querer a una niña desconocida para mí? La respuesta fue evidente
desde el minuto cero de estar con ella. Es imposible no enamorarse de tu hija. Siempre lo diré.
Tuvimos que esperar tantos años simplemente
porque nuestra hija aún no había nacido.
Cada día la queremos más, a pesar de que cada día es más bicho si cabe.
Ahora, comienza otra etapa, una a la que le tenía miedo pero, como siempre, LY no deja de sorprenderos. Ahora ya no desayuna ni come con nosotros, sino con las abuelas, aunque este mes aún se echa la siesta en nuestra casa. Hemos ido preparándola para los cambios y aunque ha llorado un poco al principio, lo cierto es que por el momento se está adaptando de maravilla. ¡ Qué alegría!
La que no me adapto soy yo, en día como como hoy, por ejemplo, que la he dejado en casa de su iaia esta mañana y después del trabajo no he ido a buscarla. Estoy sola en casa y... ¡Está tan vacía...! No hay ningún ruido, no hay gritos ni risas ni lloros ni pupas ni tele ni juguetes golpeándose en el suelo.
Echo de menos a mi pequeña, pero la vida es así. Para poder darle lo que es materialmente indispensable, tenemos que trabajar, aunque gustosa me quedaría en casa unos años para cuidarla y crecer con ella.aunque, para ser sinceros, he de reconocer que un ratito libre, un par de horas como hoy, tampoco están nada mal, pero sigo prefiriendo su follón y sus risas...