Cuando en noviembre estuvimos a puntito de ser papás, una de las cosas en las que más pensaba era en los papás de la criatura. En cómo tenían que sentirse, en qué situación tan desgarradora habían tenido que pasar. En la pena de que no hubieran tenido suerte en la vida, en si lo echarían de menos... En los días que estuvimos consultando con especialistas la enfermedad del niño, recuerdo que volví a rezar, no sólo por él, sino también por sus padres, para que la vida les diera un futuro diferente, y recuerdo estar sumamente agradecida.
Ahora que han pasado los meses, tengo más clara que nunca la importancia de la existencia de la familia biológica. Espero que cuando llegue nuestr@ hij@ sepamos informarle adecuadamente, orientarle, estar "ahí" cuando lo necesite. Espero poder estar pendiente de cuando necesite hablar... aunque no lo diga, pero también espero inculcarle al amor a sus padres, los biológicos, los que le dieron el regalo de la vida cuando simplemente pudieron elegir caminos más cómodos. Y espero yo también, algún día, poder agradecérselo de corazón.