Hoy el día se prevé largo: a los trámites que toca realizar hoy hay que unir que ya no pasaremos la noche en el hotel. ¡Esta madrugada toca volar de vuelta a casa! Eso supone que no vamos a dormir (al menos cómodamente) durante las próximas casi 36 horas...
Comenzamos la mañana igual que ayer: mientras Susana se queda desayunando con la peque yo me acerco al consulado Español de Beijing para solicitar la inscripción consular de la adopción y su inclusión en nuestro libro de familia. Allí nos juntamos varias familias adoptantes, dos familias de ACI y tres de Andeni, además de la guía de nuestra amiga S. que justo sale del consulado cuando nosotros llegamos. A través suyo nos enteramos de que nuestra amiga está fastidiada, con fiebre alta (39.8º anoche) y que está pasándolas canutas. Pobrecita. No sé cómo podemos ayudar, pero cuando vuelva al hotel se lo comentaré a Susana, a ver qué podemos hacer...
La secretaria del consulado nos va llamando y la entregamos los papeles, tanto los que ha recogido nuestra guía para la tramitación del visado como los de la inscripción consular de la adopción en el libro de familia. Me llega el turno y la señorita pega un respingo al ver que somos de San Juan de Alicante... ¡¡Ella es de Aspe!! Comenzamos a charlar de forma animada y al final resulta que conoce hasta a amigos comunes... El mundo, una vez más, demuestra ser un pañuelo. Me cuenta que a pesar de haberse acostumbrado ya a estar en Beijing (lleva ocho años aquí), lo que más echa de menos de Alicante es la playa y el tiempo... ¡Normal!
Una vez realizados los trámites regresamos en taxi al hotel. Esta tarde tocará regresar al consulado a recoger la documentación ya formalizada, por lo que no podemos irnos muy lejos hoy. De todas formas, tenemos las maletas por hacer, así que no pasa nada si nos quedamos en el hotel.
Nuestra guía nos indica que no hay problema en quedarnos en nuestra habitación hasta la hora de irnos al aeropuerto (a eso de las 19:45 vendrá el chico de las maletas a ayudarnos a bajar todo) y nos despedimos de ella hasta esa hora. La otra familia pasa un rato más tarde a despedirse: ellos se irán al día siguiente en el vuelo de la mañana, así que van a aprovechar su última tarde en Beijing saliendo con los niños por ahí. Besos, abrazos, buenos deseos y hasta otra ocasión.
Comenzamos a hacer las maletas con calma, procurando repartir los pesos. Nuestra guía nos ha comentado que las bolsas de mano no las pesan, así que no hay problema si llevamos algo de exceso de peso en las mismas fuera de la molestia de tener que transportarlas. Nos dedicamos a equilibrar pesos para que las maletas que vamos a facturar pesen lo que deben, pero es tarea imposible. En fin, esperemos que tengan la misma tolerancia que en España: todas ellas van pasadas de peso entre uno y dos kilos...
Haciendo las maletas nos hemos pasado el resto del tiempo que teníamos disponible, así que a la hora convenida sube el chico de las maletas a recogernos. Comienza nuestra última jornada, pero mejor os la contamos en nuestra siguiente entrada, pues no se puede concebir el viaje si contamos su inicio en un día distinto. ¡A volar tocan!
No hay comentarios:
Publicar un comentario