Ya he parado de llorar. La dicha y la alegría más profunda han invadido mi cuerpo en forma de espasmos llorosos que me impedían hablar mientras felicitaba por teléfono a una amiga que, hoy mismo, acaba de saber que ¡¡¡es mamá!!!.
Es maravillosa la sensación de felicidad por otra persona. Imaginarte qué estará pasando o pensando en estos momentos, aunque la persona en cuestión se encuentre en un estado de shock de anormal tranquilidad que, pienso, reventará esta noche cuando intente dormir algo.
Aún me acuerdo de una de esas botellas de espumante que abrimos hace unos meses. Hoy he puesto otra en la nevera para cuando vayan a recoger dentro de unos días a su criatura. ¡Qué felicidad! y que nerviosss... Dani y yo siempre tuvimos claro que serían idóneos y asignados con prontitud, pero la vida te da sorpresas en forma de edad y situación esperada. Todos hemos esperado siempre un determinado perfil y la vida ha gastado una gran broma asignando justo el perfil contrario. ¡Me encanta!
Los últimos conocidos en ser asignados me provocaron un cabreo de aúpa, que más tarde se transformó en dicha. Esta vez es diferente. Es alegría y sólo alegría con un puntazo de envidia. ¡Por supuesto!
Amigos, las lágrimas inundan mis ojos de nuevo por vosotros. Gracias por contárnoslo, por informarnos, por dejarnos participar de esta sensación, por dejarnos compartir un trozo de esa felicidad. No os deseamos suerte porque ya la habéis tenido. Y a esa criatura, le ha tocado unos padres magníficos y una cariñosa y madura hermana que le apoyará en todo.