18 de junio de 2013

Tres meses juntos




Imposible ser más felices...

Nuestra pequeña LY es feliz. Lo dice nuestra familia, los amigos que la ven cada cierto tiempo... pero sobre todo, lo leemos en sus ojos. Se despierta riéndose, preparando alguna de las suyas, porque es muy pero que muy bicho. Nos regala sonrisas por nada, nos da besos y los pide. Le encanta que la abracen y le encanta abrazar. Sigue creciendo en estatura, y además empieza a entendernos. Es capaz de decirnos oraciones de tres palabras en lengua de signos mientras parlotea un idioma que aún somos incapaces de descifrar.

Pero sobre todo, va creciendo el vínculo entre los tres. Sobre todo, el vínculo con papi, que está felizmente agotado y orgulloso con parte de la baja maternal que ha podido coger. LY se derrite en sus brazos. Es a él a quien busca cada mañana. Dani es quien le prepara el desayuno todos los días, quien la saca a pasear y jugar, quien la lleva de visitas y a los médicos. Bendita baja. No se quien es más feliz de los dos, y eso me llena de orgullo.

Y este vínculo se va haciendo más y más intenso. LY ya no se va a los brazos de cualquiera, sino que espera un poco en brazos de sus papis y luego ya se abre a todo el mundo, o ahora cuando está pachucha, ya no quiere ninguna visita en casa. Le molestan hasta los iaios y sólo quiere nuestros brazos (los de Dani con preferencia). Y ya está más tranquila en las visitas a médicos y no se pone a llorar, aunque nos agarra con fuerza del cuello. LY crece en amor y felicidad cada día.

Nuestra pequeña princesa de ojos negros que vino desde tan lejos... ¡¡¡Bendito hilo verde!!!

9 de junio de 2013

4 segundos...

4 segundos es el tiempo máximo que una niña de dos años recién cumplidos, es capaz de estar sin vigilancia directa. Al segundo 5, ya el silencio de la casa es demasiado insoportable y LY ha hecho alguna de las suyas.

Meter la mano en el bebedero de los gatos y luego chuparse la mano o la manga del jersey ( podemos estar juntos tres horas y pasar delante del bebedero y no le hace caso. Ahora, en cuanto la vigilancia decrece, parece un imán para ella).

Sentarse en el bebedero de los gatos. Esta variedad es más divertida si lleva unos pañales 3D secos. Es entonces cuando te das cuenta de por qué lo llaman 3D.

Tirar el móvil al bebedero de los gatos.

Subir las escaleras sin vigilancia. Por ahora hasta el sexto escalón, aunque por fín hemos instalado las barreras para que no suba... ¡ni baje!.

Meterse entre las ventanas correderas del salón y la reja del jardín, como si fuera Spiderman. La versión actual es, además, cerrar las ventanas correderas desde fuera y quedarse atrapada.

Trepar por la puerta de la cocina de casa de los abuelos, que tiene 8 huecos de cristalera. Como han retirado los cristales, LY descubrió una nueva experiencia: trepar hasta el techo en vertical como si fuera una alpinista... pero sin cuerdas.

Apretar el zumo de por las tardes para mancharse el jersey. Mola más si hay visitas.

Beber de cualquier biberón que no sea el suyo, o apropiarse del chupete de su amiguito cuando en casa ella ni los quiere, pero ya se sabe, culo veo culo deseo.

Moriiiiirse de celos si le damos un beso a su "pimita". Es entonces cuando repite por lo bajito "no, no, no..." mientras separa a la prima de nuestros brazos. Por supuesto, la primita sigue en nuestros brazos pero la incluímos a ella en los besuqueos.

Agarrar al gato del cuello y darle besitos como si fuera un bebé mientras miramos asqueados con la boca abierta. También lo arrastra por el salón hasta que el pobre gato sale despavorido. Tiene su punto de gracia pues el gato se llama "chinito" desde que lo tenemos hace ya 6 años, y ahora el Chinito huye despavorido ante la presencia de la China.

Tirar del rabo a la perra grande, o darle de comer cuando "no vemos".

Volcar el agua de la botellita encima de la mesa de la trona y luego palmotear encima y salpicarse entera. Menos mal que hace calor y no se enfría.

Quitarle el pañal y hacerse pis antes de ponerle el siguiente.

Peinar a los animales con su propio peine y luego intentar peinarse ella (directamente, el peine ya se queda para uso de los bichos).

Girar la cabeza al llamarla si ponemos voz dulce diciendo que hay comida, pero ignorarnos y hacerse la sorda cuando la llamamos con voz no tan dulce porque está haciendo una trastada.

Esconderse en el armario y cerrar las puertas desde dentro para que juguemos con ella al escondite. Esto lo considero de infarto porque lo hace con nosotros con la puerta cerrada de la habitación y de repente: "la niña no está". Y aunque la llames y la llames, ella no responde. Al abrir la puerta del armario ella se muere de risa, pero yo estoy para que me dé algo. Imagínate cuando le de por jugar en toda la casa a esconderse...

Estar sentada en la cama tranquilita y de repente, ponerse en pie y comenzar a correr por el colchón, mientras tú sabes que es imposible controlar los tres lados de la cama al mismo tiempo.


Decir NO NO NO NO NO cuando el cura intenta bautizarla, y arrancar un mechón del cabello de su tía cuando intentó ponerla en posición de que le cayera el agua en la cabeza (por poco acaba bautizándose la madrina en vez de la niña).

Y un largo etc que ocurre generalmente en nuestra presencia a Dios gracias.



Y por supuesto, viene el turno de los accidentes domésticos. Ya me dijeron en el trabajo que una persona no es padre si no hace la triada: que se te caiga de la cama, de los brazos y del sofá. Por el momento, falta la versión del sofá, y he pensado en comprar una alfombra bien gordota aunque sea pleno verano para evitar males mayores. Por el momento, ya se sube sola al sofá y se pone de pie para darle al botón de la luz.

En este turno de accidentes, hemos acabado con un gran coscorrón en la cabeza que la llevó a urgencias y que tuvo como consecuencia que su papi y yo nos turnáramos para vigilarla y despertarla cada hora por la noche. Al día siguiente, a 50 centímetros de mí y sin que me diera tiempo literal a reaccionar, pilló la puerta de la cocina con tope para puertas y consiguió cerrar la puerta de un portazo... "con el dedito atrapado en la parte de las bisagras". Creí que al abrir la puerta ya no tendría dedo, pero afortunadamente sólo perdió una uña. Ale, corriendo de nuevo a urgencias.

El dedito ahora lo lleva vendadito y con curas diarias en el centro de salud. Nada más llegar a casa volvió a pegarle un portazo a la puerta de la cocina como si nada hubiera pasado. La pediatra nos recetó antibiótico para evitar infecciones. ¡¡¡¿¿¿penicilina???!!! Ahí fuí corriendo a pedirle a la pediatra que le recetara algo que no tuviera penicilina porque yo soy alérgica. La cuestión, como me dijo, es si era alérgica o no su madre biológica. Mierda!. Es que se me olvida que no la llevé en la tripa sino un poco más arriba.

De todas maneras, y visto que la pequebicho es muy movida y le pasan cosas, acabé rogándole a Dani que le diéramos el antibiótico a las puertas de urgencias del hospital (que está a un paso de casa) por si tenía alergia. Y bueno, pues LY no es alérgica, menos mal.

Así que ya se acabó. No se puede limpiar la casa porque hay que estar con ella y disrutar cada segundo que podamos de su niñez. Hemos vuelto a contratar a alguien que nos ayude porque no podíamos más. Y estamos encantados.

Mientras, nuestra pequeña crece. Ya no gasta la talla de 12 meses de pantalón, sino la de 18. Su cara es más redonda, las muñecas rechonchonas, tiene algo de pancita y unos muslos para comérselos. Pero lo mejor... se la ve feliz, muy feliz, y totalmente encariñada con su padre, al que adora.


2 de junio de 2013

Magia

Fotografía: Vicenta Borja


Magia es acostarse y ver tu cara dulce y relajada descansando entre las nuestras.
Magia es que con tus manitas cojas nuestras caras y las acerques a la tuya para que te demos un beso.
Magia es despertarse por las mañanas con una de tus sonrisas mientras nos traes las gafas.
Magia es verte reir a carcajadas hasta con la más mínima gracia que podamos hacerte.
Magia es ver brillar los ojos de todos los que te rodean por el mero hecho de tenerte cerca.
Magia es observarte mientras juegas a las "cocinitas" o a perseguir al gato con cara de pilla.
Magia es verte devorar la comida que acercamos a tu boca mientras pones cara de deleite.
Magia es disfrutarte todos los días en algo que, de tan lindo, parece un sueño irreal.
Magia es superar el cansancio, el sueño, el hambre o la sed con tal de darte a tí descanso, comida o bebida.
Magia es tenerte aquí, con nosotros, dejando atrás la dura espera, la lucha incesante, los malos momentos.
Magia es que esta "luna de miel" esté siendo tan larga y tan dulce.
Magia es que sólo tengas dos añitos recién cumplidos y ya seas una personita maravillosa, con una energía desbordante, un carisma arrollador y una mente curiosa y espabilada.
Magia es lo que nos gustaría hacer para que los que ya no están pudieran disfrutarte, aunque solo fuera un momento.

Magia...eres tú, querida LY.

Feliz cumpleaños, princesa