29 de mayo de 2015

4 meses siendo 4

Cuatro meses contigo hijo mío, nuestro bebé, nuestro niño del alma, nuestro tesoro. Imposible imaginar hace uno meses tanta felicidad.

Eres la alegría personificada, un pequeño rechoncho regordete que deambula por la casa pensando travesuras y chinchando a tu hermana todo lo que puedes. 
También eres cariñoso, muy muy cariñoso, aunque al principio no dejabas que te tocáramos ni que te abrazáramos y nos mirabas extrañados al darte un beso. Ahora eres tú el que busca los besos y abrazos que procuramos que nunca te falten.
Eres un tragoncete pero sólo comes aquello que te interesa. No has querido nada de lácteos en tres meses, pero eres capaz de comer y tragar un plato entero de fabada sin triturar si hace falta... Y repetir!
Eres curioso, has abierto todos los cajones de la casa. TODOS. Incluso algunos que LY en estos dos años aún no había abierto.
Te gusta trepar, imitar a tu hermana en todo lo que hace y fastidiar a los gatos y los perros desde el momento en que te despiertas.  A la pobre Luna le han salido cientos de canas desde que estás aquí y huye al jardín en cuanto puede.
Odias que te limpien la cara, adoras los besos en las manos, has aumentado ya dos tallas de zapato... Te gustan los balones y los coches, y también acunar a una muñeca o jugar a comprar. 
Eres capaz de devorar con ansia lo que tienes en el plato, pero también eres capaz de darme el último bocado si te lo pido. Y has aprendido a hablar! Dices mamá, adiós, agua, ñam-ñam, iaia, hola... Y eres capaz de signar muchas otras palabras que aún no pronuncias.
Te quedas mirando muy triste si un niño llora.
Y te mueres de risa si alguien juega contigo a perseguirte.
Has empezado el juego simbólico, y juegas a los doctores... Y toses. Te gusta tocarte la cuca cuando te quito el pañal... Y te ríes de gusto.
Tienes muy mal dormir. Un terrible dormir. Pero vamos mejorando. 
Y lo mejor, cuando buscas un abrazo y vienes a mi regazo, dejas escapar un suspiro y cierras los ojos un par de segundos abrazado a mi pecho... Y yo me derrito.

Y mil cosas más que iré contando poco a poco, poniendo al día este blog y nuestras vidas, que han quedado revueltas y retorcidas con tu llegada.

Prometo contar desde el principio, desde que te ví por primera vez, con ese chupete amarillo, tu chaqueta de diablillo y unos ojos inquietos, con una bolsa de basura como único equipaje donde estaba guardado un biberón y medio paquete de leche en polvo... Sin tapa.  
Desde aquella primera noche donde empezamos a organizarnos para dormir 4 y no 3... Y nos salió todo al revés de como lo teníamos planificado. Esa primera noche en la que la única que durmió bien fue Laura.
O esas 31 horas de viaje de regreso a España, 19 de ellas en un avión encima de papá porque no ocupabas asiento.

Imposible imaginar tanta felicidad!!!