31 de enero de 2014

Feliz Año Nuevo, pequeña LY...


31 de Enero de 2014. Hoy es la Fiesta de la Primavera, el Año Nuevo Chino, y con él se inician un montón de celebraciones, reuniones, comidas tradicionales, mucha pirotecnica y jolgorio y millones de desplazamientos de gente que quiere reencontrarse con amigos y familiares que viven lejos y a quienes muchas veces sólo ven en esta celebración.

Si la vida te hubiese deparado otro camino, hoy estarías mirando con cara de alucine el colorido de las calles, los farolillos rojos, los dragones bailando y los fuegos de artificio. Quizás incluso estarías jugando con otros niños que, al igual que tú, estarían disfrutando de estas espectaculares fiestas que hoy se inician.

Hoy, sabiendo todo esto, me duele un poquito el alma. Hoy tomo más conciencia si cabe de que te hemos arrancado de tus orígenes y de tu gente hasta el punto de ser extranjera en tu propia tierra. Sí, sé que lo hicimos por amor, que nosotros queríamos tener una preciosa hija como tú y tú estabas necesitada de una familia que te ofreciera todo aquello de lo que carecías, pero me empiezo a dar cuenta de que el precio pagado es muy alto, vida mía.

Hoy, más allá de una simple fiesta, veo el enorme desarraigo que hemos provocado dentro de tí y que, a buen seguro, en el futuro saldrá a relucir. Sólo espero que encontremos el camino para calmar el dolor que eso te generará y que podamos ayudarte a encontrarte a tí misma, vida mía. Ojalá podamos estar a la altura de tus necesidades, pues tú ya estás sobradamente a la altura de las nuestras.

Por el momento disfruta del sueño junto a nosotros, mientras en China resuenan los petardos, la música y la alegría de un pueblo que hoy celebra el Año Nuevo Lunar. Feliz Año del Caballo, mi amor.


新年快樂!



28 de enero de 2014

Aprendiendo a dormir

1 hora y 40 minutos es el máximo de tiempo que nos ha costado conseguir que durmieras, aunque tu cara se contraía con profundos bostezos y tus ojos estaban llorosos de sueño. Siempre te ha costado dormir. Siempre... desde que llegamos.

Ni siquiera el colecho ha evitado o permitido que tuvieras la suficiente tranquilidad para intentar conciliar el sueño. Y lo hemos probado todo:
- Las rutinas para ir a la cama...
- Bajar el ritmo 1 hora antes de ir a la cama...
- Un bañito caliente... hasta que descubrimos que te activaba.
- Un biberón de última hora, calentito...
- Leer cuentos en la cama, abrazaditos, tapaditos con la manta...

Y mil cosas más, pero nunca funcionaba. Raro era el día que conseguíamos que te durmieras antes de las 11 y media de la noche. Un desastre para todos, pero sobre todo para tí, pues al día siguente, mi vida, estás destrozada y muerta de sueño.

Hemos probado a ver la tele un rato antes, a poner baby einstein por la noche en el Ipad y ver dos capítulos para cansar la vista. Hemos probado a activarte haciéndote cosquillas a ver si así acababas agotada. A cerrar puertas/ventanas/persianas para que no entrara nada de luz que te desvelara... pero nada.

Y desde hace tres días, benditos tres días, sólo has tardado 25 minutos en dormirte. Hoy, 22 minutos. Desde hace tres días te hemos quitado la tele, el Ipad y otros estímulos. Hoy te hemos dado una duchita antes de ir a la cama y no te ha desvelado. Desde hace tres noches, tú has impuesto otra rutina:
- Nos pides ir a la cama, y no al revés.
- Nos pides lavarte los dientes.
- Ayudas a ponerte el pijama? No, en eso sigues siendo una gamberra. Pero forma parte de la nueva rutina.
- Luego sacas 3, 4, 5 o más cuentos y nos obligas a leértelos mientras tú señalas con los dedos las letras aún sin saber que dicen.
- Bajas la persiana (es eléctrica)
- Nos quitas las gafas y las dejas en la mesita de noche
- Pides beber agua.
- Apagas la luz, y no nos dejas apagarla a nosotros.
- Te acurrucas entre nosotros y... ¡empiezas a hablar!. No te pillamos casi nada de lo que dices, pero tú no paras, y con tu lenguaje chino-español, nos vas contando el día, con quién has estado, has comido, has visto... incluso nos haces imitaciones. Papi y yo contestamos con un ¡vale! ¿Ah, sí? ¡Claro mi vida! ¡Vaya! ¡Mañana...! mientras te damos masajes en la espalda para relajarte.

Chapurreas unos 5/10 minutos mientras nos morimos de risa con tu alegre monólogo en tu idioma, y de repente te callas. Tu respiración se hace más fuerte, más rítmica. Empiezas a tocarte el cuello, ese gesto tan tuyo que haces cuando tienes sueño. Abres la boquita en un bostezo, nos tocas la cara. La respiración se hace más acompasada. E incluso a veces, ya pides irte a tu camita, y duermes del lado izquierdo.

La respirtación fuerte se para y de repente, todo es silencio. Te ilumino con el Ipad porque tanto silencio me asusta, y veo como tu pecho se mueve acompasado de tu dulce respiración.

De noche, a veces todavía haces un lamento, como cuando tenías pesadillas, pero alargo la mano y te toco, y vuelves a dormirte de un tirón toda la noche.

Cada hora me desvelo y compruebo con la luz del Ipad que estás tapada (y que respiras). Te tapo. Meto las sábanas debajo del colchón para evitar que te desabrigues, y acabo haciendo lo mismo varias veces en la noche. A veces incluso, no te has destapado. Simplemente apareces encima del nórdico en una posición extraña durmiendo plácidamente pero heladita de frío.

Da igual qué pijama te ponga. Si te lo pongo fino para que sientas frío y no destapes, o si te abrigo como si estuvieras en la nieve. En ambos casos acabas destapada y con los pies y las manos heladas. Así que, a las 7 de la mañana, a veces, te vuelvo a meter en nuetsra cama, te acurruco en mi lado izquierdo y te abrazo de manera que tu carita queda enfrente de la mía y tu pie izquierdo se queda bailando un vals encima de mi barriga gracias a mi respiración.

 Te abrazo, siento tu calor. y disfruto de los pocos minutos que quedan para que suene el despertador, maldiciendo las rutinas laborables tan necesarias y que nos han permitido realizar nuestro sueño de construir contigo una familia. Construyendo una familia...

20 de enero de 2014

Miedos de LY

A menudo se habla de los miedos que tenemos los padres con los hijos, sobre todo si son adoptados.  Antes de ir en busca de LY, yo estaba aterrorizada de que nos pasara algo, o de que LY tuviera algo muy grave. Luego, los miedos han sido a los problemas de vinculación, a una maldita neumonía atípica en leno verano, a los picos de fiebre de madrugada y a las futuras operaciones que están por venir, pero... ¿Y los miedos de nuestra pequeña?

Nuestra bichito es TAN feliz y está TAN adaptada, que parece que esté con nosotros toda la vida. Eso ha hecho que nos relajemos mucho, y que la tratemos en la actualidad como si toda la vida hubiera estado con nosotros. Pero lo cierto es que 22 de sus 31 meses, no los pasó con nosotros y sí con un montón de personas que le dejaron huella.

¿Por qué cuento esto? Porque LY, ayer, no actuó nada normal.

Haciendo el cambio de sábanas en la cama, aprovechando que el colchón estaba desnudo, con LY mirando, me dejé caer encima del colchón dando un grito de gusto. Esto con ella lo he hecho varias veces, con LY cogida a mis brazos. Automáticamente, papi se dejó caer encima del colchón también siguiendo la gracia. 

De repente, LY se puso a llorar y a sollozar. Se puso roja y salió gritando de la habitación hasta su cuarto, huyendo de nosotros. Inmediatamente, como si tuviéramos un muelle debajo, saltamos en su busca. La encontramos con la mirada perdida en su cuarto, con una mano en la boca, con gruesas lágrimas que le recorrían la cara y la cara congestionada. La lleve en brazos de nuevo a nuestro cuarto, le dije que eran juego como tantas otras veces, que yo estaba bien, que papi me quería y nunca me iba a hacer daño, a ninguna de las dos.

LY no podía ver a mi marido. Rechazaba su contacto físico y visual y aunque yo le acariciaba a él y daba muestras de cariño, era Imposible calmarla. A todo esto, su padre también estaba muy afectado de verla así, con los ojos enrojecidos. Que tu propia hija te rechace, no da gusto, la verdad.

LY se calmó tras barios minutos y muchas distracciones, y seguimos nuestros planes. Pasaron un par de sucesos más que la alteraron esa tarde y por la noche volvimos a casa con uña niña muyyy impresionada y asustada. Ufff.

Analizando todo, Dani y yo siempre hemos visto como LY, cuando en los dibujos de la tele se pelean dos personajes, ella mira atentamente y dice: No,no, no, no... Mientras hace gesto de negación con el dedo. Le altera mucho ver que dos se pelean. No sabe reaccionar, y no le gusta. Aunque sean dibujos.

¿Formará ésto con lo que pasó ayer, una parte de la mochila de su pasado? ¿Será que recuerda algo, o ha visto algo? Desde luego, la reacción no fue nada normal. Lo único que puedo hacer, por el momento, es normalidad y evitar situaciones que ella pueda malinterpretar, pero llegará un día en que  pueda y deba hablar con ella,en su lenguaje, para tratar este tema. 

Uff...

17 de enero de 2014

Aceptación

Acabo de leerlo y no puedo resistirme a la tentación de compartirlo, pues me ha encantado, y ya de paso obligarnos a tener este decálogo siempre presente en nuestras vidas.

Está extraído de esta fantástica entrada del blog Buenos Tratos, del enorme Jose Luís Gonzalo. Gracias, Jose Luís, por este regalo. Aquí lo dejo:


"Acepta mi persona incondicionalmente, con independencia de mis conductas, características, sexo, raza, creencias y forma de ser.
Acepta que los motivos de mi conducta externa no siempre coinciden con las interpretaciones que tú haces. Pregúntame que siento y pienso por dentro para comportarme del modo en el que lo hago y, si no lo sé, ayúdame a tomar conciencia. Escúchame antes de aplicarme ninguna consecuencia. Enséñame calmadamente. Repara tus equivocaciones conmigo.
Acepta que tengo dificultades para aprender y que yo soy el primero que lo sufre aunque a veces me tenga que defender desde la indiferencia o con otro mecanismo de defensa, y que hago lo que puedo.
Acepta que no puedo ser como tú, que soy diferente. Y que muchas veces no puedo alcanzar el nivel de exigencia que tú me marcas.

Acepta que tengo un pasado que muchas veces influye en el presente y prospectivamente en el futuro.

Acepta que pueda tener sentimientos que no te gusten ni agraden como la ira, el odio hacia ti, el temor, la inseguridad… Si los contienes y les das forma y palabra con reflexión, podré ir canalizándolos.

Acepta que como padre y madre has de revisar y reflexionar sobre tu propia historia de apego y el modo en el que te influye a la hora de educarme y vincularte conmigo.
Acepta que mi mente puede no estar bien organizada aún y que me has de ayudar, apoyar y tener mucha paciencia para que pueda estabilizar y organizar adecuadamente muchas de mis buenas intenciones
Acepta que las relaciones sociales me evocan experiencias de vínculos pasados y que no me resultan fáciles porque a veces las puedo querer pero las rechazo porque las temo; otras veces las desprecio porque no conocí lo que es la emoción sentida. Y en otros casos, no sé dirigirme porque no conozco los códigos o entro en caos por mi activación interna o mi desconocimiento de cómo hay que relacionarse.

Acepta que has de volcarte en mí, que no tuve infancia, que me la robaron... Reconoce mi dolor para empatizar no con el fin de justificarme. Recuerda que si me das un punto de apoyo incondicional el tiempo que lo necesite, transformaré mi mundo y conoceré la resiliencia.

Estos diez principios se encierran en dos: aceptarás (y respetarás) al niño/a sobre todas las cosas y circunstancias y le acompañarás (ni dos pasos por delante de él/ella, ni dos por detrás) en todas las cosas y circunstancias.

Trabajemos por ello y para ello."
 
Que no lo olvidemos nunca y podamos tenerlo en mente en cada ocasión que podamos aplicarlo.

13 de enero de 2014

Guardería y "guardería"

Hace tiempo que quería escribir esta entrada del blog. Quiero que esta página sea un pequeño diario de nuestra hija, para que el tiempo no borre los recuerdos, sentimientos y vivencias que vivimos ahora mismo.

Cuando llegó el mes de septiembre, decidimos que era un buen momento para que empezara a relacionarse con otros niños. Habíamos pasado 5 maravillosos meses y medio juntos, disfrutando del sol, de la tranquilidad, de los vínculos que se estaban formando entre nosotros tres.

Pero lo cierto es que los niños que vienen de un orfanato, están acostumbrados a escuchar mucho ruido. Ruido de los niños de las otras cunas cuando se despiertan, cuando juegas, cuando lloran, cuando ríen... y ese sonido y la presencia de otros niños, se echaba en falta. Así que decidimos comenzar nuestra búsqueda.

La búsqueda, en principio culminó con un colegio de "estilo libre" de muy buena fama, al que van hijos de famosos en Madrid, y que nos pillaba muy cerca del trabajo. Casi todo era perfecto desde fuera, peroooo...

Lo primero fue una entrevista a la familia. Vale, lo entiendo, aunque es para un aula de año y medio hasta 3 años, bueno, lo entiendo. Sin explicarme nada de las rutinas del centro, empezo un torbellino de preguntas relacionadas con LY que terminó con una cara de rechazo total cuando iba explicando las características de mi hija.

Cole: A los niños aquí,que son diez por aula, les damos frutos secos sobre la una...
Yo: Bueno, pues a mi hija no le hemos dado todavía, pues dice el pediatra que hasta los tres años, no deberían tomar por peligro de atragantamiento.
C: Ya, pero... y si le doy avellanas? Puedes probar en casa a darle avellanas?
Yo: A ver, nuestra hija tiene un problema mandibular que hace que se atragante con facilidad. Sólo puede morder por un lado de la boca, en el otro lado los dientes no coinciden.
C: (cara de shock...) Pero yo doy avellanas a los que lloran. Y si se lo parto en trozos muy pequeños?
Yo: Preferiría que le dieras una galleta, la verdad.

Los siguientes 10 minutos fueron hablando de su mandíbula. Yo le decía que actuara con normalidad, que ella es una niña más, pero todo era darle vueltas.

C: Entonces, ya habla?
Yo: Ojalá... lleva 5 meses con nosotros y es muy pronto. Además, apenas ha cumplido los dos años...
C: Ya, pero... te entiende? A mí me va a entender?
Yo: Yo creo que los niños captan muy bien toda la información que es ofrecida con cariño. En casa no tenemos ningún problema.
C: Pero podrá hablar con su mandíbula?
Yo: Por supuesto, ella habla continuamente... ¡pero no sabemos qué dice! Creo que aún chapurrea en su idioma natal.
C: Ya...
Yo: de todas maneras, esperamos que en breve le pongan un audífono en la orejita que le falta, con lo cual oirá aún mejor y seguro que desarrolla con más facilida el lenguaje.
C: ¿Cómo? ¿Un audífono? ¿Y si se cae?
Yo: Bueno, pues son niños, es normal que se muevan. Esperemos que no se rompa...
C: Ya pero... es una niña "normal", verdad?
Yo: ¿Qué entiendes por normal?

Ay madre, ya está, no nos la cogen en el cole. Un momento... de verdad quiero que entre en un  colegio donde la pueden discriminar por faltarle una oreja?

Yo: LY es una niña corriente, como todos los niños, que sólo tiene dos pequeños problemas. Uno, que se atraganta con facilidad, así que no se le puede dar frutos secos. Y dos, necesita un audífono en un lado. Por el otro lado oye perfectamente, pero estaría bien que cuando los colocaras para hablarles, la pusieras de manera que su oreja buena esté cera de tí...
C: Bueno, ya veo. Creo que hay lista de espera para entrar, ya te llamaré.

Pasaron varios días, hasta que finalmente me llamó la secretaria para decirme que habían llamado a los que estaban en la lista pero que se habían dado de baja los dos que tenía delante: ¿Qué suerte verdad?- me dijo. Yo sólo sé que el día que fui a la entrevista, la misma secretaría me decía que no había nadie delante.

El primer día estuve con ella hora y media. En el aula. LY miraba a su alrededor con curiosidad. Todo era extraño, todo nuevo. Todos los juguetes de madera, los muñecos sin cara (para que ellos le pongan rostro, me explicaron). Yo estaba en un rincón mirando intentando mostrarme relajada y que ella viera que aquella situación era lo más normal del mundo. Al cabo de media hora, LY empezó a jugar con una muñeca mientras me miraba de reojo. Ay, esa hipervigilancia!!!

La profesora, mientras, fregaba los cubiertos del desayuno, recortaba papeles... no había contacto con los niños. Ay mi niña, la niña de las caricias, la que sólo se duerme si la tocas y te toca!. AL parecer, la primera hora y media era juego libre sin contacto con el adulto. Yo ya no sabía donde meterme. A los 40 minutos, llegó un nene nuevo. Nada más entrar, se puso sus zapatillas de estar por casa (sí, los niños se quitan los zapatos y se quedan de estar por casa) y empezó a llorar desconsoladamente. Lloró más de diez minutos mientras se agarraba a la falda de su profesora que en ningún momento lo tocó, lo calmó, lo tranquilizó, lo animó... Simplemente, lo ignoró.

Yo ya no pude más, y una que también es profesora, se acercó así suavemente y le dije: ¿Qué le pasa a este nene?. A lo que me respondió que llora mucho, que había que ignorarlo, que ya se le pasaría. Al ver que yo me acercaba al niño, la profe por fin lo cogió, lo acercó a la ventana y lo distrajo. En apenas 30 segundos dejó de llorar y en unos minutos estaba jugando con los demás. ¿Tanto le costaba hacer esto desde el principio?

Al cabo de un rato ya nos fuimos de allí, no sin antes observar otros detalles que, sinceramente, no podía consentir que se reprodujeran en mi hija. ¿cómo es posible que hayamos trabajado tanto la vinculación para luego "abandonarla" en un sitio donde si llora, ni siquiera la consuelen? Por el amor de Dios, estamos hablando de una niña que ha sido abandonada, que está en un país extraño, con gente-aromas-cultura-sabores extraños... y me estás diciendo que si sufre, no la vas a consolar para favorecer su autonomía???? Venga ya.

Con mucha desazón y con la sensación de que estábamos cometiendo un error, nos fuimos a casa a quella tarde. Pero, la vida te da sorpresas. Al día siguiente, la familia del padrino de LY nos dijo de un nuevo sitio que acababa de abrir, de dos maravillosas profesoras que trabajan en un proyecto fantástico, también escuela libre, y nos dieron muy buenas referencias.

Ese mismo día, fuimos a ver el sitio. Con un amplio jardín y una casa de muy fácil acceso en la que rebosa la luz y los libros, LY entró, conoció a las profesoras, inspeccionó todo y, en 5 minutos nos abandonó para explorar. Unos minutos más tarde, ella estaba jugando feliz en un cuartito y al despedirse, se abrazó a una de las profesoras, que le hablaban dulcemente, que la trataban como a una personita, que la tocaban y acariciaban...









Dos mujeres creativas, jóvenes, que rebosan amor por todas partes y que son muy activas con los niños. LY va al cole feliz, sale agotadoramente feliz, le desarrollan y potencia su autonomía con mucho amor y cariño y trabajan en todo momento el centro de interés que tiene nuestra hija en cada momento. En el caso de LY, los bichos. Ya sabes, la cabra tira al monte y ella es un pequeño bicho también.







Yo duermo feliz, LY está contenta. No está siendo mimada pero sí potenciada. En cuanto a su audífono y a su mandíbula... se comentó y se quedó como una anécdota. Ahora, cuando LY se cansa del audífono o hace alguna actividad movida, simplemente se lo quitan un rato y luego, pues se lo vuelven a poner.






Y con su mandíbula??? Pues ellas mismas van probando alimentos con LY, pero nada de frutos secos, aunque sí mucho pan. -¡le encanta el pan!- me dicen. Je, en casa también.

Aquí dejo algunas fotos de nuestra peque en su nuevo cole-ludoteca.











9 de enero de 2014

Felices Reyes

Primeros Reyes Magos de nuestra niña. A principio mucha ilusión y algo de miedo. ¿Quiénes son esos tres señores con barba que están ahí sentados?

 De repente, empiezan a llamar a los niños por su nombre. ¡Los Reyes Magos han traído un regalo a cada uno!. Hay unos 100 niños, y el primer nombre que dicen: ¡¡¡nuestra Laura Yu!!!


Los Reyes le han regalado una bicicleta. Aún tiene que crecer un par de centímetros pero está encantada con ella.


De repente viene la tía Laura, que no ha podido acercarse antes porque el primito tenía hambre. Las dos se vuelven locas de alegría.


La prima Norah también quiere bracitos, así que intercambiamos a las niñas, y todos tan contentos.


Ya en casita de la abuela, LY practica su deporte favorito: dar mimos, caricias y besos a su primito bebé.

¡¡¡Me la como!!!

5 de enero de 2014

Nuestra hija ya oye en estéreo

EL mejor regalo que Papá Noel ha podido traerle a LY fue que el mismo día de Nochebuena, nos acercamos los tres a comprar y ajustar el audífono de nuestra pequeña. Entró en la tienda oyendo por un lado y salió con prácticamente el 100% de audición. Simplemente... ¡magia!.

A lo largo de estos últimos meses, nuestra niña se ha sometido a múltiples pruebas en el hospital. Lo primero, para saber si tenía oído medio o interno y, además, para conocer el estado del mismo. La primera noticia buena fue que, aunque no tiene ni oído externo ni medio, sí estaba toda la estructura del interno. La siguiente prueba consistió en saber si ese oído interno era funcional y tenía todo lo que tiene que tener. Hemos tenido la gran suerte de que todo estaba en su sitio y con el tamaño adecuado. Y lo más importante, el nervio auditivo estaba intacto.

Tras otras pruebas de potenciales evocados craneales, Tacs, RM y un largo etc, nos dieron luz verde a ponerle a LY un vibráfono que transmita las vibraciones del sonido a través del craneo hasta su oído interno. Demasiado bonito para ser cierto.

Así que pedimos cita con Gaes y nos acercamos a por su audífono. Después de un buen rato escuchando el uso y cuidado del mismo, se instaló en una diadema que viene preparada para sujetarlo y la audiometrista se acercó a nuestra niña. Yo la advertí de que odia las diademas, de que jamás ha consentido ponerse una, pero ella con una sonrisa en la boca y con mucha práctica y rodaje con niños, se la colocó a LY. La verdad... ¡¡¡no esperaba la reacción de LY!!!

Yo pensaba que al oir por uno de sus lados, apenas sería consciente de que empezaba a oir por el otro lado, pero estaba muy equivocada. Fue ponerse el audífono en su sitio cuando LY cambió la expresión de su rostro. Se quedó mirando al infinito con la boca abierta, la mirada descentrada. La chica le hablaba: -¡Oye!, ¿viene Papá Noel esta noche? ¿te va a traer muchos regalitos?- LY contestaba sí con la cabeza pero los ojos seguían mirando el infinito. De repente se volvió, me miró y se tocó su orejita izquierda sorprendida. Dios mío, es cierto... ¡¡¡por primera vez, ella escucha desde ese lado!!!.

Salimos de allí cantando. LY estaba exultante de felicidad. Fue en el carro moviéndose de un lado para otro y no se quiso quitar la diadema en horas. ¡Y yo que pensaba que tardaríamos semanas en acostumbrarla a llevarla un ratito al día!.

Por la noche lo llevó sin problemas. Lo enseñamos a toda la familia pero ella, muy celosa, nos miraba enfadada y nos decía: - noooo, e míííííííoooooo- y nos lo intentaba arrancar de las manos. ¡Esa es mi chica!.


Con suerte, en unos años, le pondrán el audífono definitivo, pero esa es otra historia.



El año pasado, en noviembre sabíamos de nuestra asignación. Un día antes de conocerla y ver su foto al fin, llamaba a mi hermana muy emocionada, que se encontraba en Chile, diciéndole que estábamos asignados, que era tía al fin,  pero que no sabíamos nada más: ni sexo, ni edad, ni patología...

La tía Laura compró un regalito allí. No sabíamos cuándo vendría LY a casa ni teníamos claro su nombre. Mi hermana tampoco sabía que le íbamos a poner su nombre en caso de que fuera niña. Su tía guardó su regalo más de un año, esperando las primeras navidades que pudiera disfrutar de su sobrina en casa. 


Ella estuvo sufriendo muchos meses pensando que le había comprado una cosa que a lo mejor no podría oir... una pandereta. La compró cuando no sabía que su patología era sensorial. Cuando lo supimos, ella ya estaba de regreso en el avión. 

Pero lo realmente importante es haber tenido la fuerza de voluntad de guardar ese regalo más de un año en el armario esperando que llegara el momento apropiado. Un detallazo. ¿Cuántas veces lo habrá visto y deseado que llegaran estas fiestas?