19 de mayo de 2014

LY y Yantai

Nuestros amigos conocen la aversión que tiene Dani con cualquier felino. Pero el amor es el amor y cuando nos casamos, no tardamos en tener un gato pequeño por casa. En aquel momento no teníamos ni idea de lo que implicaba y la responsabilidad que asumíamos. Llego Estrella y se hizo amiga de Luna, nuestra perra, que también era un cachorro.

En años posteriores y trabajando yo de voluntaria en un albergue de animales, y aprovechando que vivimos en el campo, vinieron con nosotros otros felinos: Chinito (que está en las últimas desde hace casi tres años), Muriel, Chanquete (sólo un mes, era muy viejito), Nela (vino a casa a vivir sus últimos días para que no muriera en el albergue... que conociera lo que era una casa... y duró dos años)... y unos 47 gatos de acogida urgente, bebés de horas a los que alimentábamos de biberón cada tres horas hasta que tenían mes y medio y podían ir al albergue en espera de familia.

La cara de Dani siempre era un poema, pero reitero que el amor es el amor, e incluso llegó a dar algún biberón de otro a los gatillos.

Con la llegada de LY, todos nuestros esfuerzos y nuestro tiempo está dedicado a ella. Ya no voy al albergue, luego ya no entran más animales en casa.

Pero el mes pasado sucedió una cosa...

Nos llamó una amiga porque había un gatito de mes y poco en una caja de cartón en la puerta del hospital, en urgencias. El gato estaba helado, ella entraba a trabajar allí y, no sabía que hacer. Le dije que lo cogíamos puesto que hacía mucho frío y podía morirse.
Dani entró en cólera. Muy enfadado diciendo que ya no somos una ONG, pegó un portazo y se fua por "el dichoso gato". Hasta LY miraba extrañada.
Tardó media hora en llegar... en ese tiempo yo ya no creía ni que lo fuera a traer a casa, pero apareció con una caja de cartón, un pack del veterinario para darle leche en polvo y una cara descompuesta. Pero lo trajo.

LY se acercó y lo miró. Estaba muertecito de frío. Lo bañamos con agua caliente y lo secamos con una mantita. Con un biberón entró en seguida en calor. LY lo cogía en brazos alucinada.

- ¡Un bebé! ¡Un miau bebé!

Sus ojos preguntaban de dónde diablos salía aquel bichejo mientras yo me apresuraba a encontrar amigos del albergue que se llevaran al gatillo.

LY seguía con él en brazos. No lo soltaba. Lo tocaba con ternura y se tocaba después el cuello en ese gesto tan suyo de desconcierto. Le tocaba la cabecita, me miraba y sonreía y se volvía a poner muy seria.

Yo seguía al teléfono cuando ella se levantó y se fue al despacho con su papi. Al cabo de unos minutos, llegó Dani:

Dani: El gato se queda.
Yo: ¿¿¿Quééé???
D: Que se queda.
Yo: ¿Y eso?
.... (unos segundos de silencio)...
D: Ha entrado LY en el despacho, me ha mirado a la cara y me ha dicho la oración más larga que jamás le había oído.
Yo: ????
D: Me ha dicho "Papi, ¿nos lo poémo quear?"

Así que ahora en la familia, somos uno más. Yantai, el gatillo, y LY se han coleguillas de travesuras y se buscan el uno al otro por toda la casa. Nosotros somos felices, LY está pletórica y nuestro sofá, pues...