2 de abril de 2016

A punto de cerrar nuestro expediente de nacional

El primero que abrimos, el que inició nuestro camino a convertirnos en una familia.
El expediente con el que anunciamos a nuestra familia que nuestra maternidad y paternidad sería adoptiva (aún tengo grabadas las imágenes en el jardín de casa, la reacción de cada uno cuando lo dijimos con la máxima felicidad en el rostro sin saber todo lo que nos esperaba).

El expediente que me llevó a buscar por internet un montón de foros y páginas de familias adoptivas. El expediente que hizo que algunas de esas búsquedas y esos contactos sean actualmente amigos nuestros, y sus hijos amigos de los nuestros. Maravilloso, de verdad.
El que me ha hecho madurar como persona, el que siempre me ilusionó, el único en el que podíamos optar a adoptar un bebé de meses...

El que provocó mi primer sentimiento de duelo con la propuesta fallida de D. El que me hizo cuestionarme mis propios límites. Nunca olvidaré aquella sensación de vacío en el estómago cuando nos dimos cuenta de la realidad, cómo me agarra el vientre llorando una pérdida que jamás había estado dentro de mí.


...Y gracias a ese duelo, me animé a buscar NE fuera de España. Y así han llegado hoy en día nuestros dos maravillosos hijos.

Es una manera muy resumida de lo que ha significado y significa para nosotros ese expediente de nacional. El principio de todo.


Llevamos más de un año planteando qué hacer, desde que Luis está aquí. Es cierto que su adopción ha sido agotadora y ha supuesto una vinculación que aún a día de hoy seguimos trabajando. Y los celos de Laura a días mejoran y otros días son terribles...

Pero somos dos, dos para lidiar con las necesidades de nuestros hijos a nivel individual y como familia. No sé como podríamos llevar ahora mismo la llegada de otro hermanito, como le afectaría a los niños... y cómo nos afectaría a nosotros como pareja.

Y hay que reconocer las fuerzas de cada uno, nuestro estilo desorganizado y caótico de vida, las crisis que cada adopción, por muy bonitas y maravillosas que sean, acaban suponiendo.

Ojalá pudiera aplazar el expediente indefinidamente hasta que los niños hubieran crecido unos años, hasta ver donde estamos situados en ese momento, a tener a nuestro tercer hijo en otro momento más propicio... pero este expediente se sigue moviendo y en breve, por fechas, nos tocará hacer su idoneidad y en ese momento, el corazón podrá con la razón y seremos incapaces de decir NO. 

Dejemos que hable la razón y que llore el corazón. Y comenzado este duelo...

¡¡¡A disfrutar de la maravillosa familia que tenemos!!!