13 de octubre de 2014

Tu primer cumpleaños y estás tan lejos...



Estuve varios días, Luisito, temiendo tu cumpleaños, temiendo cómo iba a sentirme. Sintiendo el agobio de esta dura espera. ¿Cómo ir a trabajar sabiendo que mi hijo cumple un año y aún no lo conozco? Sin embargo hijo mío, ya te quiero. Hay un rinconcito en mi corazón que día a día va creciendo y que se llena de amor aunque crece en dolor por no tenerte ya entre mis brazos. Es cierto, duele...

Pasó tu cumpleaños, lo celebramos con tu familia y tu hermana sopló la vela en tu nombre. Ella feliz, todos felices. ¿Y tú?

Y pasaron un par de días, y vino la tía Laura con tu primo Leo, con el que te llevas sólo 17 días. ¡Qué grandes amigos vais a ser!. Y yo miraba a mi sobrino, pensando: "yo tengo uno así en China". Y todo el dolor que no saqué en tu cumpleaños (ya me preocupé yo por tener un día extremedamente ocupado, para no pensar), repito, todo ese dolor empezó a aflorar de a poquito, aunque lo llevé bien.

Lo llevé bien hasta que después de comer, Leo quiso la siesta y yo me lo llevé al cuarto para dormirlo, para ayudar a mi hermana que iba agobiada.

Y así, meciendo ese cuerpecito regordete, viendo cómo se le cerraban los ojitos, y sintiendo como se quedaba profundamente dormido en mis brazos... ¡exploté!.

Y lloré...
Lloré todo lo que no lloré en la asignación.
Ni lo que no pude llorar cuando le decía a tu hermana: ¡¡¡tienes un hermano!!!
Ni lo que me guardé en el día de tu cumpleaños.


Lloré con sollozos, con desesperación, con alegría, con miedo y rabia. Porque yo tengo a mi hijo en China, y no lo puedo abrazar. Ni lo puedo besar. Ni lo puedo acariciar. Y aún no tengo ni fecha para hacerlo.

Lloré porque me siento madre.

Y también pensé en que, ese día, también habría una mamá en China, que no sé que sentimientos tendría, pero imagino que muy similares a los míos, aunque más doloroso. Mucho más doloroso.

Hay dos madres que te quieren, hijo mío. Una ya te dió la vida. La otra suspira por cuidarla y llevarte de la mano... y enseñarte a volar.

Feliz cumpleaños hijo mío. El último que pasas solo. Te lo prometo.


Papá, mamá y LY, con tu tarta de cumpleaños
¡Qué rica estaba!