9 de mayo de 2013

La cosa va de mocos

Pues sí, llevo tiempo pensando en la próxima entrada que iba a escribir. Tengo claras muchas ideas, una carta especial para mi hija, un resumen de sus avances médicos, el primer seguimiento post-adoptivo... pero es que este tema me ha parecido que debía expulsarlo. Los mocos deben irse fuera y para qué negarlo..

Los niños vienen con un pan bajo el brazo... pero también con mocos

Convertirse en padres después de tantos años de dudas, deseos, entrevistas y un largo etc. no te prepara para una húmeda realidad. La maravillosa niña que acaban de depositar en tus brazos a 12.000 Km de tu casa está resfriada y tiene mocos. ¡Como todo buen hijo de vecino!. Y tu madre no está cerca para darte consejos, ni siquiera vía Skype.

En ese momento de la entrega ni ves sus moquitos, ni escuchas su respiración algo fatigosa. Hay tantas cosas y sentimientos agolpados que lo más importante es que ese primer encuentro sea tan espectacular, dulce y tranquilo como finalmente acabó siéndolo, porque quieres tener un buen cominezo y quieres saborear cada momento. ¡¡¡Y vaya si lo saboreé!!!.

Ya en la cama la primera noche, LY empezó a tocarse la naricilla.El calor de la calefacción del hotel nos secaba a todos la garganta y las mucosas, y mi pobre niña, resfriadilla, buscaba consuelo intentando ella misma limpiarse con el dedillo la nariz (como todo buen hijo de vecino, repito). Pero: ¡ah! ¡tenemos un problema! LY tiene la nariz tan chatita que literalmente el dedito se quedaba en la entrada del orificio y no cabía más. ¡Qué desesperación! Veíamos los moquillos resecos a unos milímetros y no podíamos quitárselos. La guía, muy amablemente nos dijo: "madres españolas siempre uñas cortas. Eso mal. Uñas deben ser largas para ayudar a sacar los moquitos de niño".

Manda huevos que tenga que ir a China para que me informen de este hecho. Con lo bien preparadas que llevaba las maletas con todo repasado y requetepensado, y va y se me ocurre cortarme las uñas antes del viaje. ¿Pero es que esta guía no se da cuenta de que las mamis llevamos las uñas bien cortitas por miedo a pegarles un arañazo sin querer?

Así pasó LY sus primeras noches. Yo le masajeaba la nariz, teatralmente su padre y yo hacíamos como si nos sonáramos para ver si ella nos imitaba, con un palillo de los oídos mojaba los algodoncitos y humedecía los moquitos secos para ver si era más fácil expulsarlos. Pero nada. Al tercer día, harta de ver que ella sufría y que nosotros teníamos un sacamocos en la maleta que no queríamos utilizar por no crearle un trauma, nos armamos de valor y comenzamos la faena.

SACAMOCOS-1: ALIAS "EL ASPIRADOR INFERNAL"
El Sacamocos-1 era un modelo parecido a este:

Imagínate la escena. Estás en pleno proceso de vinculación, hablas dulcemente por las mañanas a tu niña, masajeas su cuerpo con cariño, intentas que no se ponga nerviosa, que coma con tranquilidad, y de repente, sacas un tubo de plástico, te pones un extremo en la boca y el otro en un orificio nasal de la criatura y aspiras. ¡Puaj! La imagen fue parecida a esta:


Pero con una graaaaan diferencia. LY pesa 6 kilos más que el bebé de la foto, tiene una fuerza increíble en las manos, para ella eres una extraña, y vé que te acercas con un artilugio extraño a su nariz mientras dices: shhhhh, tranquiiiiilaaa, no pasa naaaaada.

Por supueto que le daba pavor. Además, hay que tapar un orificio mientras absorves por el otro, al tiempo que controlas la cabeza que va de un lado para el otro como la niña del Exorcista al tiempo que con sus manos intenta quitárselo y de regalo te suelta patadas con los pies. Al final, el padre y la madre acaban haciendo un placaje a la criatura, inmovilizando dos pies, dos manos, una cabeza y un orificio nasal, con caras medio sonrientes para aparentar tranquilidad (JA) y que lo que le estamos haciendo es lo mejor del mundo mundial. De verdad que no sé cómo nuestra hija nos sigue queriendo.

El artilugio consta de una boquilla nasal desechable que tiene un espumillón que atrapa los mocos y de esa manera, no se los traga el adulto. Doy fé de que por muy líquidos que sean, los mocos se quedan ahí, pero... ¡ay amigo!... los virus y bacterias no se quedan en el algodoncillo, y tras dos días liberando la nariz de mi hija de sus moquillos, me empezó a doler la garganta a mí. Y por supuesto, un par de días después cayó su padre en las mismas circunstancias. Un horror, la verdad. Encima es necesario poseer una buena capacidad pulmonar para una succión contínua pero no muy fuerte para no hacerle daño en los capilares. Dios!!! Esto no lo daban en el cursillo de preparación de Consellería ni para la idoneidad!!!

Ya en España y comentando con mi hermana el caso del mar sabor de boca que se queda tras usar el sacamocos y el dolor posterior de garganta cada vez que ayudo a LY a respirar, amablemente me dedicó unas dulces palabras:

-  ¡pero serás pava...! ¿No te dí el sacamocos eléctrico de tu sobrina para que lo usaras? Si es que de donde no hay...

Mi hermana es la madrina de mi hija y además le hemos puesto a LY su nombre en su honor. De verdad que nos queremos aunque nuestras frases a veces sean lapidarias. Hoy en día, LY corre a los brazos de su tía en cuanto la ve y casi casi roza la idolatría. Pero esperamos que no saque su carácter...

SACAMOCOS-2: VETE A COMPRAR PILAS...
El sacamocos-2 es el eléctrico, y es como éste:
 Consta de un pequeño motor que aspira en dos velocidades de potencia creciente y tres boquillas con diferente diámetro para diferentes orificios nasales y consistencia moquil. En el caso de LY, velocidad 1 para pasar gradualmente al 2, que es más fuerte, con boquilla mediana que tuvimos que cambiar a la pequeña, la de bebé, porque no le entraba en la rariz.

Ventajas: no te tragas los virus de tu hija. Sale más económico a la larga porque no es necesario comprar boquillas desechables. Saca mejor los mocos.

Incovenientes: Es caro al principio, limpiarlo da asquito, los mocos sólo salen si son muy húmedos y además, vibra de manera exagerada y el ruido que hace, acaba asustando aún más a LY que el sacamocos-1 aspirador. Además, necesitas aproximarte mucho a su espacio vital para usarlo y no sabes cómo manejar a una niña de menos de dos años que parece que tenga más miembros que un pulpo.

Y otro inconveniente: cuando has terminado de utilizarlo, los lloros de tu hija son tan dramáticos, que crea nuevos mocos, con lo cual es un círculo vicioso del que nunca sales.

Así que volvimos a la versión 1 hasta que Dani en el Toy'sRus o como diantres se escriba, metió en la cesta de las cosas imprescindibles un nuevo modelo.

SACAMOCOS-3: LA PERA LIMONERA
Un Goya deberían de dar a quien ha patentado esta sencilla solución. De boquilla ancha, aprietas la pera, la acercas a la nariz, sueltas la pera y: TACHÁN!!! Todo el aire que entra en la pera, arrastra consigo mucosidad seca o no. Literalmente, necesitas estar con un par de klinex al lado porque salen hasta mocos de la garganta y la niña de repente, respira que te cagas. Le dió impresión sólo las dos primeras veces. Ahora LY lo coge y se lo pone ELLA SOLA en la nariz cuando le cuesta respirar, aunque aún no sabe cómo usarlo.
Ventajas: Sólo cuesta 4'95 euros y es eterno. No da impresión. Le resulta divertido. Es rápido y poco dramático. Se puede acabar convirtiendo en un juego.

Inconvenientes: no se puede usar en bebés porque los capilares nasales son demasiado finos. Limpiarlo sigue dando asquito y hay que hervirlo cada noche.

Yo lo tengo claro, me quedo con la versión pera que es la que saca más mocos, es la más barata y encima la que no le da miedo. Y debo avisar que su uso es contínuo, porque a día de hoy, y va para dos meses de su adopción, la niña sigue teniendo moquitos que según la pediatra, "se irán cuando llegue el calor".

Estoy deseando que llegue ese momento. Mientras, dejo una fotillo de nuestra peque. Al fin y al cabo, los moquitos son sólo una anécdota más en el día a día con nuestra pequeña Godzilla. ¿Cómo era la vida antes de LY? Ah, sí, no me resfriaba tanto...


5 de mayo de 2013

Mi primer cumpleaños como padre

Hoy ha sido un día especial: mi primer cumpleaños como padre, el primero con LY en casa, junto a nosotros. No hemos hecho una gran celebración, no nos hemos juntado toda la familia (lo haremos mañana, día de la madre, y matamos dos pájaros de un tiro), ni hemos tenido tarta "al uso". No es necesario. Tengo absolutamente todo lo que necesito para ser inmensamente feliz.

El día ha comenzado con la peque trayéndome las gafas de su madre a las siete y media de la mañana para despertarme, como diciéndome "papá, ponte los ojos y vamos a jugar...". Pese al madrugón, me he levantado con la sonrisa en la cara. ¡Qué forma más bonita de comenzar el día de mi cumpleaños!

La mañana la hemos pasado haciendo alguna compra de última hora para la celebración del domingo. En otra ocasión, pasar una mañana haciendo compras o mirando tiendas habría sido un incordio, pero... esta vez es diferente. Ver a LY mirándolo todo con curiosidad, corriendo por las tiendas de un lado a otro, tocándolo todo, disfrutando y saboreando cada momento... La vida ha cambiado, sí, pero infinitamente a mejor.

Al mediodía hemos comido los tres con mi madre. Comida con aires del país vasco que, además de satisfacer el estómago, me han hecho añorar aún más si cabe a mi padre. ¡Cuánto hubiera disfrutado hoy, entre pimientos del piquillo, los pintxos de morcilla de burgos, el choricillo a la sidra y el chuletón de kilo mientras su nieta jugaba de brazo en brazo! Uff, cuánto te echo de menos, papá. Ojalá nos hayas podido ver y hayas podido disfrutar de este ratito tanto como lo hemos hecho nosotros... Lágrimas ocultas en mi interior honran hoy tu memoria.

Por la tarde, después de una siesta reparadora, festival en el cole de Susana. Los niños de su clase diciendo lo guapa que era la peque y preguntándonos cosas sobre ella, los compañeros dándonos la enhorabuena y jugando con la niña... LY ha disfrutado de la parte bonita del colegio sin las obligaciones que conlleva (ya le tocará), saltando de silla en silla y correteando por el patio con cara de pilla.

Por último, cenita en casa (algo de comida rápida, que estamos todos cansados) y dentro de nada a la cama a descansar, que mañana es un día de emociones con la familia.

Mientras tanto, durante todo el día ha habido un goteo incesante de llamadas, mensajes por whatsapp, sms y facebook... Tener tantos y tan buenos amigos es un verdadero tesoro. Me siento verdaderamente afortunado de estar rodeado de tan grandes personas. Es genial sentir que no estás solo en el mundo, que no eres una piedra en medio del océano, sino un grano de arena en la playa, cálida y rodeado de otros pequeños granitos de arena como tú que te arropan...

Así que, pese a no haber tenido un cumpleaños "tradicional", pese a no haber tenido tarta, pese a no habernos juntado todos en casa... he tenido uno de los mejores cumpleaños que recuerdo. Porque somos tres, porque soy padre, porque tengo una familia y unos amigos maravillosos, porque soy feliz y porque la vida me está regalando una etapa verdaderamente increible y la suerte de poder vivirla de forma intensa, vibrante y dulce.

Y respetando las opiniones y creencias de todo el mundo, yo también tengo las mías, así que quiero dar gracias a Dios por estos momentos de felicidad plena. Lo tengo todo, soy feliz y hace ya mucho tiempo que me convencí de que la casualidad no existe, que la suerte se la busca uno y que el destino no está escrito. La Providencia guía nuestras vidas y a nosotros nos está llenando, creo incluso que sin merecerlo, de todos los bienes que uno puede desear. Sea como fuere, gracias, mil gracias por permitirnos ser tan felices.

4 de mayo de 2013

Mi pequeña colibrí



¡¡¡Como un colibrí!!!

Así notaba yo los latidos de LY la primera noche que pasamos juntos. Esa maravillosa noche en la que el mejor de los mejores sueños se hacía realidad viendo la dulce cara de nuestra hija tumbada entre los dos en la cama, agarrando con cada mano a su padre y a mí al mismo tiempo.
No había sensación de miedo en su cara. Ni tampoco sudaba... sólo dejó de hacernos caso ya de noche cuando después de muchas risas y sonrisas el sueño la venció.

Con un miedo atroz a tocarla, pues me ponía en su lugar y pensaba en la desorientación que tendría al día siguiente cuando viera a "esos dos desconocidos que me sonríen", la tapamos cuidadosamente. Puse muy lentamente mi mano en su pecho. ¡Qué pena de fotografías! no teníamos ni tiempo de hacerlas y los momentos eran tan intensos que se nos olvidaba coger la cámara.

Ojitos cerrados, respiración un poco agitada, mano agarrada a su papi y yo acariciándola dulcemente. Fue entonces cuando lo noté. Las pulsaciones eran tan rápidas que en seguida a mi mente vino la imagen de un colibrí. Le miré las manos, vi sus uñas sonrosadas y pensé que todo iba bien.

Y mi pequeña colibrí, aún con sus risas, con sus miradas, en sus sueños, en los paseos... seguía teniendo el corazón como un colibrí... y así ha sido también al llegar por fín a su casa, al conocer su nuevo entorno, la famila, los amigos, los animales... pero los médicos auscultaban y no daban importancia. Hasta que LY se puso malita la semana pasada y nos asustaron con las pulsaciones de mi pequeña.

Todo tiene su yin y su yan. Tenerla monitorizada casi 12 horas hizo que descubriéramos su corazón. Pasó de tener picos de 200 pulsaciones a, ya en la habitación sóla con nosotros, con sus papis, las pulsaciones fueron descendiendo, hasta llegar a un tranquilizador 120. Pero cada vez que se abría la puerta y aparecía una médica o una enfermera, las pulsaciones volvían a dispararse.

Y ya en casita más tranquilos, días después, sin mocos, sin fiebre y durmiendo de nuevo entre nosotros, puse otra vez la mano en el pecho suavemente. Un latido normal. Le conté las pulsaciones, y no llegaban a 100. ¿Qué le ha pasado a mi colibrí? Y en ese momento nos damos cuenta de que ella está empezando a adoptarnos como padres. Que nuestra presencia la tranquiliza. Ahora sólo con tocarla sé si está nerviosa o tranquila. Curiosa manera de descubrirlo.

Pero a mi mente siguen llegando las imágenes de un colibrí, un ser frágil, de batir de alas rápido y enérgico pero a la vez elegante. Curiosa imagen que a veces se trunca cuando coge un juguete y va correteando por casa haciendo gritos graves y soltando carcajadas mientras lo lanza al suelo para ver qué sonido produce y nos mira con cara de picardía. En esos momentos el colibrí huye despavorido y cariñosamente nos miramos mientras disfrutamos de nuestra sonriente y alocada Godzilla que, tranquila, alegre, confiada y con la barriga llena, ha decidido que es hora de que dejemos de estar sentados y nos lancemos a jugar con ella.

Ya se sabe, si no puedes con el enemigo... ¡únete a él!