29 de agosto de 2013

The Show Must Go On

¡Sonrie! Él lo hubiera querido así...
Cariño mío, hoy es un día duro para tus papis. Hoy hace dos años que el abuelito dejo de estar con nosotros, compartiendo su sonrisa picarona, su alegría, sus chistes y sus "ideas de bombero" para hacerle barcos en miniatura a Dios y jugar interminables partidas al ajedrez con Él.

Hoy, además, llevas cinco meses y medio con nosotros. En este tiempo hemos disfrutado como nunca contigo, hemos vivido los momentos más intensos de nuestras vidas y nos has llenado de alegría y ganas de disfrutar juntos del futuro.

Hoy es, por tanto, un día de contrastes y de sentimientos encontrados. Inmensa alegría al mirarte a la cara y verte sonreir, al verte despertar de tu siesta diaria, al recibir (¡y darte!) esos maravillosos besos que nos regalas a menudo. Inmenso dolor al saber que tu abuelito no puede disfrutar del regalo que has supuesto para nuestra familia, de tus ganas de vivir y de disfrutar, de tu inocencia y de tu dulzura.

¿Pero sabes qué? Hoy hay una cosa que desestabiliza esa "balanza emocional" hacia lo positivo. Hoy hemos podido comprobar que tu abuelita, que en fechas tan duras como esta está hundida -como todos nosotros, queramos o no reconocerlo-, ha sido feliz y casi se ha olvidado de su dolor gracias a tenerte a su lado durante unas horas. Tú has conseguido que el amor le gane la partida al dolor, que la alegría le dé jaque mate a la tristeza en la peculiar partida de ajedrez que nos ha tocado jugar a todos con este revés de la vida.

Así que, amor mío, puedes sentirte muy orgullosa pues desde bien pequeña, sin saberlo, sin siquiera proponértelo... ya eres una pieza imprescindible de nuestra partida. La más importante de todas. Nuestra pequeña reina.

Gracias por este maravilloso regalo, vida mía. Te queremos con locura... y tu abuelo, esté donde esté, también.

"The Show Must Go On" (Queen)

21 de agosto de 2013

Cosas que te dice la gente

Hoy en el médico (para variar). Había una niña de unos 8 años con el brazo dolorido que tras mucho mirar a LY me pregunta:
Niña: ¿Es tu hija?
Yo: Sí, es mi hija.
Niña: anda, pues es que parece un poco china.
...
Yo: Es que su padre es chino.
Niña: Anda, ya decía yo. ¿Y tú hablas chino?
Yo: Pues la verdad es que no, pero me gustaría.
Niña: Ya...
Curiosidad sana. Respuestas satisfactorias para una niña con mente abierta. No se ha fijado en la patología de LY.

Otro día, en la piscina del camping, nos encontramos con una familia que tiene dos hijas nacías en China. La mayor de 11 años se acerca a saludar y en cuanto ve a LY se lleva las manos a la boca mientras hace un gesto y sonido de aprehensión.
Niña: Dios!!! ¿Qué le ha pasado en la oreja?
Yo: Pues que aún no le ha crecido.
Niña: (con más gestos de tiricia  y aaprensión)... Entonces... ¿No se la habéis cortado vosotros?
La pobre pensaba que habíamos castigado a LY cortándole una oreja, como a los toros. 

La semana pasada en Mercadona. LY en el carrito sentada mirándolo todo e intentando meterlo en el carro cuando no miro. Se acerca un desconocido y, directamente, se pone a tocarle la oreja a mi hija.
Descconocido: Uy, le falta la orejita, ¿Qué le ha pasado?
Yo: umm
Estuve a punto de tocarle los huevos y preguntarle... "Uy, no los encuentro, ¿Te ha pasado algo?
Vamos a ver, LY aún no es consciente de su patología y viene un desconocido a tocarle la...  Desde ese día LY se toca a veces la oreja y cuando juega a médicos, ya no se pone el termómetro en ese oído. 

Un abuelo en la calle, amigo de mi padre. El iaio presenta orgullosísimo a su nieta al abuelo que conoce. El abuelo mira a LY y le suelta: umm, ésta ya está espumá.

¿Es que mi hija es un cocido?

En la piscina de unos amigos. Son las 9 de la noche y bajamos a darnos un baño para refrescarnos. Una madre con dos hijos (que ni siquiera era de la urbanización) comienza a pinchar a los hijos para que pregunten datos de LY. La mujer se queda todo el tiempo de nuestro baño y recoge al mismo tiempo que nosotros nos vamos. Mientras tanto, ha estado atenta a todo el "cotilleo" y a nuestra charla haciéndonos pasar un rato incómodo. ¿Habría hecho lo mimo de no tener LY rasgos asiáticos?

El marido de una amiga al conocer a LY:
- ¡Qué guapa! Si es que los chinos de pequeños son muy guapos. Luego ya, pues crecen...





8 de agosto de 2013

Que aburrida era la vida sin LY...

Nuestro pequeño trocito de jade continúa creciendo. Está cambiando por momentos. Su cara es más redonda, la nariz es más grande, el perímetro craneal ha aumentado más de un centímetro y curiosamente ya no tiene la cabeza plana, ha engordado cerca de dos kilos, crecido 6 centímetros y aumentado dos tallas de pie... En tan sólo cuatro meses. Una auténtica proeza. A veces me la quedo mirando sin reconocer a la criatura que recogimos en China, pero le miro la oreja y digo: sí, es ella, jeje.

Le encantan las verduras y sobre todo la comida del chino. Ya no toma biberón por la mañana pues desayuna en un cuenco con cereales. Le encanta el ketchup. Ya no duerme la siesta de por la mañana pero en cambio, duerme por la tarde una siesta de casi tres horas. Eso sí, dormirse por la noche nos lleva cerca de una hora, pues no parece tener sueño. Se duerme muy tarde aunque espero que eso cambie a partir de septiembre. Sabe ponerse sola los zapatos, come sola (aunque a veces pide que se lo demos), y sigue siendo igual de bicho que al principio. ¡O más!.

Lo pilla todo ala primera. Sólo necesita verlo una sola vez y ya lo imita todo. Sabe quitar el cerrojo de la puerta de la escalera (ahhhhh!!!) descuelga el teléfono, le encantan los libros, disfruta con la piscina aunque se pegue un resbalón y trague agua, juega con los gatos y les da de comer por la mañana, ayuda a poner la lavadora, se sube sola a las sillas y al sofá (otro ahhhhhhh!!!) y ya se comunica con nosotros en lengua de signos de manera asombrosa.

Ha aprendido a dar saltos en el aire con las dos piernas y ha bajado el número de coscorrones diarios de unos 15 a 3 o 4 al día. Eso sí, coscorrones estos últimos bestiales. Ha perdido otra uña con otra puerta y ha aprendido a ponerse ella sola una tirita. Pero, porque siempre hay un pero, tenemos problemas con las pesadillas.

Fue al poquito de llegar a España cuando comenzaron las pesadillas. Lloros y sollozos que le salían de dentro y que no hayaban consuelo más que nuestras caricias y tiernas palabras. Y aunque el número de pesadillas ha bajado considerablemente, no hay noche en que no tenga una o dos de esas. Ahora mismo, antes de ponerme a escribir, he notado movimiento, la he iluminado tenuemente y he visto como ponía un gesto de dolor en la cara, abría la boca y dejaba salir un hondo quejido. La cabeza sudada y el cuerpo inquieto.

Seguimos con el colecho y nos alegramos enormemente, pues en estos momentos puedo tocarla, acariciarla y calmarla. No llega a despertarse de sus pesadillas pero se calma en pocos segundos... Hasta que la pesadilla retorna. ¿Con qué sueña mi niña? ¿Qué le produce tanto sufrimiento? Ojalá tuviera una varita para ver sus sueños y poder ayudar en la raíz del problema.

Por el momento, los momentos previos a intentar dormirla son felices. Los tres en la cama le hacemos cosquillas, nos cubrimos de besos. Ella nos quita las gafas (que rabia le dan) y jugamos a hacerle cosquillas. LY juega a tirarse para atrás, con los coscorrones correspondientes con el cabezal de la cama. Le ponemos el pijama, le cambiamos el pañal ( el orinal vuelve a ser una fuente de disgusto así que ni se lo enseño) y dulcemente le cantamos un canción. A veces incluso, hasta funciona...