13 de enero de 2014

Guardería y "guardería"

Hace tiempo que quería escribir esta entrada del blog. Quiero que esta página sea un pequeño diario de nuestra hija, para que el tiempo no borre los recuerdos, sentimientos y vivencias que vivimos ahora mismo.

Cuando llegó el mes de septiembre, decidimos que era un buen momento para que empezara a relacionarse con otros niños. Habíamos pasado 5 maravillosos meses y medio juntos, disfrutando del sol, de la tranquilidad, de los vínculos que se estaban formando entre nosotros tres.

Pero lo cierto es que los niños que vienen de un orfanato, están acostumbrados a escuchar mucho ruido. Ruido de los niños de las otras cunas cuando se despiertan, cuando juegas, cuando lloran, cuando ríen... y ese sonido y la presencia de otros niños, se echaba en falta. Así que decidimos comenzar nuestra búsqueda.

La búsqueda, en principio culminó con un colegio de "estilo libre" de muy buena fama, al que van hijos de famosos en Madrid, y que nos pillaba muy cerca del trabajo. Casi todo era perfecto desde fuera, peroooo...

Lo primero fue una entrevista a la familia. Vale, lo entiendo, aunque es para un aula de año y medio hasta 3 años, bueno, lo entiendo. Sin explicarme nada de las rutinas del centro, empezo un torbellino de preguntas relacionadas con LY que terminó con una cara de rechazo total cuando iba explicando las características de mi hija.

Cole: A los niños aquí,que son diez por aula, les damos frutos secos sobre la una...
Yo: Bueno, pues a mi hija no le hemos dado todavía, pues dice el pediatra que hasta los tres años, no deberían tomar por peligro de atragantamiento.
C: Ya, pero... y si le doy avellanas? Puedes probar en casa a darle avellanas?
Yo: A ver, nuestra hija tiene un problema mandibular que hace que se atragante con facilidad. Sólo puede morder por un lado de la boca, en el otro lado los dientes no coinciden.
C: (cara de shock...) Pero yo doy avellanas a los que lloran. Y si se lo parto en trozos muy pequeños?
Yo: Preferiría que le dieras una galleta, la verdad.

Los siguientes 10 minutos fueron hablando de su mandíbula. Yo le decía que actuara con normalidad, que ella es una niña más, pero todo era darle vueltas.

C: Entonces, ya habla?
Yo: Ojalá... lleva 5 meses con nosotros y es muy pronto. Además, apenas ha cumplido los dos años...
C: Ya, pero... te entiende? A mí me va a entender?
Yo: Yo creo que los niños captan muy bien toda la información que es ofrecida con cariño. En casa no tenemos ningún problema.
C: Pero podrá hablar con su mandíbula?
Yo: Por supuesto, ella habla continuamente... ¡pero no sabemos qué dice! Creo que aún chapurrea en su idioma natal.
C: Ya...
Yo: de todas maneras, esperamos que en breve le pongan un audífono en la orejita que le falta, con lo cual oirá aún mejor y seguro que desarrolla con más facilida el lenguaje.
C: ¿Cómo? ¿Un audífono? ¿Y si se cae?
Yo: Bueno, pues son niños, es normal que se muevan. Esperemos que no se rompa...
C: Ya pero... es una niña "normal", verdad?
Yo: ¿Qué entiendes por normal?

Ay madre, ya está, no nos la cogen en el cole. Un momento... de verdad quiero que entre en un  colegio donde la pueden discriminar por faltarle una oreja?

Yo: LY es una niña corriente, como todos los niños, que sólo tiene dos pequeños problemas. Uno, que se atraganta con facilidad, así que no se le puede dar frutos secos. Y dos, necesita un audífono en un lado. Por el otro lado oye perfectamente, pero estaría bien que cuando los colocaras para hablarles, la pusieras de manera que su oreja buena esté cera de tí...
C: Bueno, ya veo. Creo que hay lista de espera para entrar, ya te llamaré.

Pasaron varios días, hasta que finalmente me llamó la secretaria para decirme que habían llamado a los que estaban en la lista pero que se habían dado de baja los dos que tenía delante: ¿Qué suerte verdad?- me dijo. Yo sólo sé que el día que fui a la entrevista, la misma secretaría me decía que no había nadie delante.

El primer día estuve con ella hora y media. En el aula. LY miraba a su alrededor con curiosidad. Todo era extraño, todo nuevo. Todos los juguetes de madera, los muñecos sin cara (para que ellos le pongan rostro, me explicaron). Yo estaba en un rincón mirando intentando mostrarme relajada y que ella viera que aquella situación era lo más normal del mundo. Al cabo de media hora, LY empezó a jugar con una muñeca mientras me miraba de reojo. Ay, esa hipervigilancia!!!

La profesora, mientras, fregaba los cubiertos del desayuno, recortaba papeles... no había contacto con los niños. Ay mi niña, la niña de las caricias, la que sólo se duerme si la tocas y te toca!. AL parecer, la primera hora y media era juego libre sin contacto con el adulto. Yo ya no sabía donde meterme. A los 40 minutos, llegó un nene nuevo. Nada más entrar, se puso sus zapatillas de estar por casa (sí, los niños se quitan los zapatos y se quedan de estar por casa) y empezó a llorar desconsoladamente. Lloró más de diez minutos mientras se agarraba a la falda de su profesora que en ningún momento lo tocó, lo calmó, lo tranquilizó, lo animó... Simplemente, lo ignoró.

Yo ya no pude más, y una que también es profesora, se acercó así suavemente y le dije: ¿Qué le pasa a este nene?. A lo que me respondió que llora mucho, que había que ignorarlo, que ya se le pasaría. Al ver que yo me acercaba al niño, la profe por fin lo cogió, lo acercó a la ventana y lo distrajo. En apenas 30 segundos dejó de llorar y en unos minutos estaba jugando con los demás. ¿Tanto le costaba hacer esto desde el principio?

Al cabo de un rato ya nos fuimos de allí, no sin antes observar otros detalles que, sinceramente, no podía consentir que se reprodujeran en mi hija. ¿cómo es posible que hayamos trabajado tanto la vinculación para luego "abandonarla" en un sitio donde si llora, ni siquiera la consuelen? Por el amor de Dios, estamos hablando de una niña que ha sido abandonada, que está en un país extraño, con gente-aromas-cultura-sabores extraños... y me estás diciendo que si sufre, no la vas a consolar para favorecer su autonomía???? Venga ya.

Con mucha desazón y con la sensación de que estábamos cometiendo un error, nos fuimos a casa a quella tarde. Pero, la vida te da sorpresas. Al día siguiente, la familia del padrino de LY nos dijo de un nuevo sitio que acababa de abrir, de dos maravillosas profesoras que trabajan en un proyecto fantástico, también escuela libre, y nos dieron muy buenas referencias.

Ese mismo día, fuimos a ver el sitio. Con un amplio jardín y una casa de muy fácil acceso en la que rebosa la luz y los libros, LY entró, conoció a las profesoras, inspeccionó todo y, en 5 minutos nos abandonó para explorar. Unos minutos más tarde, ella estaba jugando feliz en un cuartito y al despedirse, se abrazó a una de las profesoras, que le hablaban dulcemente, que la trataban como a una personita, que la tocaban y acariciaban...









Dos mujeres creativas, jóvenes, que rebosan amor por todas partes y que son muy activas con los niños. LY va al cole feliz, sale agotadoramente feliz, le desarrollan y potencia su autonomía con mucho amor y cariño y trabajan en todo momento el centro de interés que tiene nuestra hija en cada momento. En el caso de LY, los bichos. Ya sabes, la cabra tira al monte y ella es un pequeño bicho también.







Yo duermo feliz, LY está contenta. No está siendo mimada pero sí potenciada. En cuanto a su audífono y a su mandíbula... se comentó y se quedó como una anécdota. Ahora, cuando LY se cansa del audífono o hace alguna actividad movida, simplemente se lo quitan un rato y luego, pues se lo vuelven a poner.






Y con su mandíbula??? Pues ellas mismas van probando alimentos con LY, pero nada de frutos secos, aunque sí mucho pan. -¡le encanta el pan!- me dicen. Je, en casa también.

Aquí dejo algunas fotos de nuestra peque en su nuevo cole-ludoteca.











2 comentarios:

  1. Amor, amor y más amor, no es tan difícil. un niñ@ de preescolar no necesita autonomía, necesita seguridad y confianza. está claro que el primer sitio no era para vosotros, lo importante es que vuestra búsqueda os llevó al sitio perfecto para LY.

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  2. Yo estoy estudiando educación infantil, y este año estamos haciendo las practicas en las guarderia, mis compañera algunas no todas, también me cuentan que en los centros que les han tocado no les dejan casi tener contacto afectivo con los niños. Segun le han dicho para que no se acostumbren a una única educadora, tampoco los puedes coger en brazos. Por lo visto, son normas de la dirección que todas las educadoras tienen que respetar. Creo que no se dan cuenta que se equivocan. Que los niños necesitan establecer un vinculo muy fuerte con su educadora. Que les tienen que proporcionar seguridad sentirse queridos y protegidos. Que somos el reflejo para esos niños, les servimos como modelos de comportamientos. El problema es que tienen que seguir unas normas. No concidero que sean libres para tratar a los niños como ellas quisieran.

    Por otro lado me parece muy fuerte la entrevista que te han hecho. Si que es verdad que las educadoras tienen que tener la mayor información de las peculiaridades de cada niño. Pero por lo que cuentas me ha parecido una entrevista pésima. En mi opinión has hecho bien. Ese centro no le podía ofrecer a tu niña lo que necesita.

    Saludos Belén Morales

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