17 de enero de 2014

Aceptación

Acabo de leerlo y no puedo resistirme a la tentación de compartirlo, pues me ha encantado, y ya de paso obligarnos a tener este decálogo siempre presente en nuestras vidas.

Está extraído de esta fantástica entrada del blog Buenos Tratos, del enorme Jose Luís Gonzalo. Gracias, Jose Luís, por este regalo. Aquí lo dejo:


"Acepta mi persona incondicionalmente, con independencia de mis conductas, características, sexo, raza, creencias y forma de ser.
Acepta que los motivos de mi conducta externa no siempre coinciden con las interpretaciones que tú haces. Pregúntame que siento y pienso por dentro para comportarme del modo en el que lo hago y, si no lo sé, ayúdame a tomar conciencia. Escúchame antes de aplicarme ninguna consecuencia. Enséñame calmadamente. Repara tus equivocaciones conmigo.
Acepta que tengo dificultades para aprender y que yo soy el primero que lo sufre aunque a veces me tenga que defender desde la indiferencia o con otro mecanismo de defensa, y que hago lo que puedo.
Acepta que no puedo ser como tú, que soy diferente. Y que muchas veces no puedo alcanzar el nivel de exigencia que tú me marcas.

Acepta que tengo un pasado que muchas veces influye en el presente y prospectivamente en el futuro.

Acepta que pueda tener sentimientos que no te gusten ni agraden como la ira, el odio hacia ti, el temor, la inseguridad… Si los contienes y les das forma y palabra con reflexión, podré ir canalizándolos.

Acepta que como padre y madre has de revisar y reflexionar sobre tu propia historia de apego y el modo en el que te influye a la hora de educarme y vincularte conmigo.
Acepta que mi mente puede no estar bien organizada aún y que me has de ayudar, apoyar y tener mucha paciencia para que pueda estabilizar y organizar adecuadamente muchas de mis buenas intenciones
Acepta que las relaciones sociales me evocan experiencias de vínculos pasados y que no me resultan fáciles porque a veces las puedo querer pero las rechazo porque las temo; otras veces las desprecio porque no conocí lo que es la emoción sentida. Y en otros casos, no sé dirigirme porque no conozco los códigos o entro en caos por mi activación interna o mi desconocimiento de cómo hay que relacionarse.

Acepta que has de volcarte en mí, que no tuve infancia, que me la robaron... Reconoce mi dolor para empatizar no con el fin de justificarme. Recuerda que si me das un punto de apoyo incondicional el tiempo que lo necesite, transformaré mi mundo y conoceré la resiliencia.

Estos diez principios se encierran en dos: aceptarás (y respetarás) al niño/a sobre todas las cosas y circunstancias y le acompañarás (ni dos pasos por delante de él/ella, ni dos por detrás) en todas las cosas y circunstancias.

Trabajemos por ello y para ello."
 
Que no lo olvidemos nunca y podamos tenerlo en mente en cada ocasión que podamos aplicarlo.

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