24 de mayo de 2012

Superando adversidades

Querid@ hij@

Hoy no es un día más. Ayer estuvimos con unos amigos (una de esas estupendas parejas que hemos conocido en este laaaargo camino hacia tí) que están pasando un mal rato por culpa de la bur(r)ocracia que se aplica en los ministerios, centros y organismos oficiales que intervienen en el proceso de adopción. Esta bur(r)ocracia es tan necesaria como absurda en ocasiones. Porque generalizar es malo. No se puede meter en el mismo saco a todos los que sean pelirrojos, tengan una cierta edad o hayan sufrido un cambio concreto en su vida, porque cada caso será único y es imprescindible que sea observado y analizado con la óptica correcta.

Muchos de los requisitos que ponen los países son, sencillamente, absurdos. Y estos requisitos, en muchas ocasiones, no definen en absoluto la capacidad para ser buenos padres adoptivos. ¿Y por qué te cuenta este rollo papá? Pues porque de estas experiencias, vividas por y con personas cercanas a las que apreciamos, tu madre y yo extraemos aprendizajes, vivencias muy importantes que queremos transmitirte.

En este caso concreto hemos aprendido dos cosas fundamentales:

1) Nunca te rindas si crees firmemente en aquello que persigues. Cuando tienes un objetivo claro en la vida, has de pelear por el y agotar hasta la ultima vía posible. Mientras haya una rendija de luz tras alguna puerta, no tires la toalla. Pelea, pelea, pelea hasta la extenuación. Siempre merecerá la pena. Tanto si sales victorioso como si finalmente la puerta se cierra: al menos nunca te quedará la duda de "¿qué hubiera pasado si...?" y además habrás obtenido un duro pero valioso aprendizaje por el camino. Merece la pena no elegir el camino fácil.

2) Nunca actúes en caliente. Esto es aplicable a todo en la vida, pero cobra especial importancia cuanto más vital es el trance al que te enfrentes. Tomar decisiones dejándote llevar por impulsos emocionales es necesario a veces, pero en la mayoría de las ocasiones debes darte tu tiempo, permitirte el lujo de vivir y exteriorizar esas emociones para aliviar la pesada carga que suponen para tu corazón y así desbloquear tu mente y poder pensar. Una decisión errónea en un momento crítico puede suponer la catástrofe... Primero serenarse, después pensar y analizar datos con la visión más objetiva posible y por último actuar con la contundencia necesaria.

En fin, que hoy, a pesar de que estamos haciendo la valoración y liados con mil cosas, quería compartir esto contigo. Estoy seguro de que todo se resolverá positivamente para nuestros amigos, pues van a ser unos padres maravillosos y su(s) hij@s verdaderamente afortunad@(s) de tenerlos.

Un beso, hij@ mí@. Te queremos.

1 comentario:

  1. Alaaaaaaa, ¡otra vez a llorar! Pues nada... que estos ojos no se curan...
    Anotamos el 1 y el 2 a fuego en nuestras almas. Con vosotros, gracias a vosotros... TODO ES MÁS SENCILLO.

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