21 de agosto de 2018

Tiempos felices

   Bueno, más de año y medio después, encuentro un hueco para escribir en el blog, con la firme promesa de escribir, al menos, una vez a la semana.
   Este año y medio ha sido agitado, convulso, desorganizado, estresante y feliz. Muy feliz.
   Y agotador. Muyyyy agotador.
   Nuestros peques nos sorprenden cada día y cada uno de ellos empieza a sacar sus cualidades y su personalidad.

   Luis, Luisito... es un máquina! Espabilado, listo como el que más. Lo capta todo al vuelo, te contesta en consonacia... parece mayor de lo que es y a veces lo tratamos como tal, sin darnos cuenta de que sigue teniendo 4 años. En breve, los cinco.

   En el colegio a nivel académico le va muy bien. Lee perfecto y hace los contenidos de matemáticas de 1º de primaria de su hermana. Va algo adelantado y estamos esperando a ver si es que ha madurado antes de tiempo (propio de algunos adoptados) o si hay algo más. Por el momento no nos preocupa, pero sorprende verlo coger un libro e irse al sofá él solo y leerlo entero en voz alta.

   Pero en socialización... no encuentra amigos. No tiene ninguno en su clase (me preocupa, la verdad). Le aburre ir al colegio, prefiere estar con los mayores, y cuando se aburre ya puedes ponerte a temblar. Saca su carácter, se rebota, se enfada... impresionante. Tiene muy baja tolerancia a la frustración, pero aquí estamos sus padres para ayudarlo en este camino.

Ahora ya empieza a preguntar por su familia biológica y estamos recorriendo el mismo camino que hicimos con la mayor. Esta siendo un camino diferente con él. Lo tiene todo tan asimilado, se ha hablado tantas veces en casa, que parte del camino está hecho. También cuenta con su hermana y creo que alguna vez han hablado entre ellos. Lo que más les choca ahora mismo es que tienen la misma mamá adoptiva... pero no la misma mamá biológica. Este tema es el que más controversia les genera.



En cuanto a Laura Yu:
-¡Me llamo Laura, mamá. Quiero que quites el Yu!-
- De eso nada. Eres Laura Yu, con tu parte española y tu parte china. Te llamo así desde el primer día que te vi y así te llama toda la familia y los amigos.
- (tras un rato) Vale con la familia, pero a partir de ahora a los desconocidos, ¡sólo soy Laura!.

   También a nivel académico va bien, pero esa autoestima... hace que no crea en ella, no cree que sea capaz de las cosas y por mucho que le digamos lo evidente, no termina de creérselo. También tenemos algo (mucho) de déficit de atención. No estoy contenta con su audición en el ámbito escolar, no creo que se le preste la atención necesaria. Quizás no lo hemos sabido expresar, no hemos sabido explicar el gran nivel de concentración que exige escuchar sólo por un oído, el que todos los sonidos le lleguen igual de fuertes y no sepa discernirlos.

   A modo de ejemplo, estuvo más de tres semanas sentada al lado de la pared. Con su oído sano oyendo hacia el lado de la pared, no hacia la zona del profesorado. Y tras decirlo varias veces, la sentaron con el oído hacia el profesorado... pero en un grupo en el que estaba girada noventa grados a la pizarra. En fin, un detalle entre otros de que la audición afecta en la escuela y de que el profesorado no ESTAMOS (me incluyo) preparados. Como este tema, varios más. Y si a eso le sumamos sus problemas de atención... pues lío hecho. Ya se compara con sus compañeros y... no se ve igual ( y no lo es, ni ella ni nadie).

   Y si a eso le sumamos un berzotas que se mete con su piel... ufff!!! me saltan chispas.

   Pobrecita! Estamos reforzando su autoestima a tope y ella también nos tiene para lo que necesite.

Los dos nos tienen, incondicionalmente.

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